domingo, 9 de diciembre de 2007

VERGÜENZA PROPIA

Alfredo Vera.-- Quito, 9 de diciembre, 2007.- Si la vergüenza ajena abruma, asfixia, desespera (cuando gobernaba Abdalá Bucarám amanecíamos abochornados con cada desbarrada, hasta que la paciencia estalló), peor sucede con la vergüenza propia, pues nace la obligación de expiar culpas.

No solo por haber nacido en Guayaquil somos culpables de situaciones que avergüenzan a la especie humana porque en su lugar natal se den aberraciones que tiene su epicentro en los círculos de poder económico y social, hoy rebautizados como “pelucones”.

Avergüenza la campaña para boicotear la asistencia a los balnearios peninsulares y después de 50 años de abandono acordarse del balneario Playas (General Villamil),que dejaron llenar de moscas, basuras, y caos urbano: Qué desquiciante mal ejemplo para sabotear a un pueblo hermano por el delito de descentralizarse, cuando se rasgan la piel vociferando en contra del centralismo.

El Alcalde Nebot y su gallada no cambian su prepotencia de cuando gobernaba Febres Cordero: pretenden que las facilidades de circulación se otorgue a vehículos particulares en detrimento de los de servicio público colectivo que transporta a cholos “incapaces”, de comprarse un auto propio.

Denigran los pelucones peleándose a dentelladas por apoderarse de los clubes de fútbol Barcelona y Emelec para convertirlos en poder político.

Sus medios de prensa promueven y cubren a personajes como el adefesioso corbatín Mata que nunca ha ganado una elección popular y le dan espacio, como a ese desertor consuetudinario Xavier Ledesma, que va dejando botadas las camisetas políticas, para que denigren el accionar de la Asamblea Constituyente.

Vergüenza propia de que en esa Asamblea el máximo exponente de la peluconería guayaquileña, sea ese mínimo del Alvarito.

El colmo de la estulticia es el debate acerca del sitio donde deben reposar los restos del asesinado líder de la mayor revolución progresista, Eloy Alfaro, reniegan porque los gestores de la revolución ciudadana identifican al viejo luchador con las ideas socialistas, afirmando, muy sueltos de cerebro, que el era liberal y nunca, como Bolívar o Manuelita Sáenz; José Martí o César Augusto Sandino, fueron adeptos a las ideas de Carlos Marx, por ignorancia histórica, al no saber cuál fue la etapa en que vivieron cada uno de estos personajes.

Duele reconocer el grado de vergüenza propia, a que no someten estos pelucones, por el hecho noble de haber nacido en esa heroica Guayaquil que debe recuperar su gloria que la engrandeció Alfaro.

Ahora, que no es requisito ser guayaquileño para provocar vergüenza propia, como el incidente que atenta al prestigio de la Asamblea, entre Trajano Andrade (manteño) y Alberto Acosta (quiteño).-
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domingo, 2 de diciembre de 2007

¿Y EL MARCO?

Quito, Diciembre 2, 2007.-
La oposición extremista se ciega, se tupe, actúa como hormigas aturdidas, y acude a increíbles sofismas, aferrándose a elementos formales, intrascendentes, y provocan lástima o indignación por tanta limitación mental e intelectual.

La mayoría ecuatoriana votó en la 2ª. vuelta por Correa; votó en la Consulta por la convocatoria de Correa; y votó en la designación de asambleístas por la gente de Correa: siempre con mayoría total.

En esas tres oportunidades Correa fue claro al hablar del cambio al que designó revolución ciudadana para diferenciarla de las revoluciones que históricamente fueron realizadas con armas y fuerza y no con votos y en paz.

Revolución: “cambio rápido y profundo”.

Y para ser democrático, propuso, en las tantas veces manoseado Estatuto, que se haga un referéndum para ratificar el texto de la nueva Constitución.

¿Y la transformación del marco institucional qué es, qué significa, cómo se implementa, basado en qué instrumento jurídico?

Esa extremista oposición quiere envolver al país en una trampa, al la Asamblea no esta escrito en la vigente Constitución, en ley alguna, ni enfrascarlo en un debate de distracción, al aseverar que lo que está decidiendo en el Estatuto aprobado en la consulta.

Si estuviese escrito en alguna parte ¿para qué hacer los cambios?; ¿para qué revolución ciudadana, si el país va a seguir haciendo lo mismo de lo mismo de siempre?

Uno de los pocos voceros que usa la inteligencia para hacer oposición, el periodista político o político periodista, Carlos Vera, se desespera al constatar la cerrazón de los entrevistados de su propia tendencia.

Ellos no quieren acordarse del mandato en la Consulta: transformar el marco institucional, que es lo que estamos viviendo.-