domingo, 21 de diciembre de 2008

CUBA, 50 AÑOS

Alfredo Vera.- Quito 21 de diciembre de 2008


NTX 20-12 09:06 R I 12-20 0366Celebran en Ecuador 50 años de triunfo de la Revolución CubanaQuito, 20 Dic. (Notimex).- La Revolución Cubana fue uno de los sucesos más importantes de la historia contemporánea mundial, dijo aquí Alfredo Vera, representante del presidente de Ecuador, Rafael Correa, en la celebración de los 50 años del triunfo de esa gesta.



Es la agencia internacional de prensa Notimex circuló este despacho y creo que debo difundir lo que dije en el Teatro de la Casa de la Cultura de Quito:




Señor Embajador de la hermana República de Cuba,
Compañeros cubanos que nos acompañan,
Compatriotas

Siento que soy beneficiario de un inmenso privilegio, al concedérseme la oportunidad de decir unas palabras en un acto que debe repetirse en todos los confines del mundo, puesto que no debe haber sobre la tierra quienes no conmemoren el acontecimiento más sentido y extraordinario ocurrido en la historia de la humanidad en la era contemporánea, porque la Revolución Cubana es el hito que marca e influye en el desarrollo de todas las sociedades contemporáneas, casi sin excepción.

Este privilegio tiene un sello muy especial, puesto que vengo a cumplir la representación solicitada por el Presidente de la República, compañero Rafael Correa, impedido de participar en este importante acto, como era su deseo, por el cúmulo de actividades congestionadas por su participación en la cumbre de jefes de estado ocurrida en Brasil, en donde el pueblo cubano, en la persona del comandante Raúl Castro Ruz, con plenitud de derechos, recuperó su espacio para ser parte sustantiva de la integración de los pueblos de nuestra América, como llamaba José Martí a la comunidad de los mestizos de este continente.

Pero es un privilegio que, sin falsa modestia, nos concedió también la historia, al darnos la oportunidad de ser uno de los amigos de Cuba, en una adhesión construida peldaño a peldaño, desde la lejana época en que los integrantes de la Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas (URJE) colocamos la primera piedra de la solidaridad con la gesta que cuajaba, bajando de la Sierra Maestra y esos jóvenes éramos el refuerzo para la iniciativa de Benjamín Carrión, Oswaldo Guayasamín, Pedro Jorge Vera, Jorge Enrique Adoum, Alfredo Pérez Guerrero, Manuel Agustín Aguirre, Juan Isaac Lobato y decenas de profesionales, escritores, artistas, trabajadores, que se agruparon para construir a nivel nacional el Instituto Cultural ecuatoriano cubano "José Marti" de solidaridad con Cuba.

Así, y como parte de la Fundación Guayasamín, fue como tuvimos el privilegio invaluable de poder conocer a personajes esenciales como el comandante Fidel, el comandante Ché, pero también a la gente común, sencilla, fraternal y solidaria, de ese pueblo que con heroísmo, inteligencia, sacrificio y lealtad, durante estos 50 años construyeron una sociedad humanitaria y generosa, creativa e indomable, bajo las insignias del socialismo y del internacionalismo.

Cuanta lucha, cuanta perseverancia, cuánto amor, cuanta ternura, cuánto rigor, cuanta bravura, cuanta pasión, cuanto ejemplo, cuánto patriotismo, cuanta conciencia, en fin, cuantas virtudes humanas, han tenido que desplegar esos hermanos cubanos para llegar a donde hoy están, con sobrada razón, orgullosos de haber mantenido encendido el faro que ilumina el camino por donde deben transitar los pueblos del tercer y del cuarto mundo.

Nunca de rodillas, siempre con dignidad, defendiendo en su propio suelo y donde el mundo reclamara, con armas en la mano o con lápices, enseñando a luchar, enseñando a leer, enseñando hermandad, derrotaron el analfabetismo, la mortalidad infantil, la marginalidad, el racismo, el machismo, la discriminación y las intenciones anexionistas de los gobernantes norteamericanos.

50 años de bloqueo, invasión de Playa Girón, período especial, una docena de variantes de Bush, el manejo sucio de las migraciones, el secuestro de Elián, la prisión de los 5 patriotas, el centenar de intentos de asesinatos de Fidel, las plagas bacteriológicas, y todas las perversidades enfiladas para aislar y destruir a Cuba, se estrellaron contra un pueblo que es indomable, invencible.

La amistad ecuatoriano cubana, que tiene cimientos ancestrales y profundos, se consolida cada vez más y otro eslabón será soldado el próximo 8 de enero cuando Rafael Correa vuelva a visitar Cuba, esta vez como presidente, y se consolide e incrementen los vínculos culturales, sociales, comerciales y políticos entre nuestras dos naciones y que sea esa la oportunidad para agradecer a ese pueblo hermano por enseñarnos a ser solidarios, agradecer por cada uno de los pacientes que encontraron en Cuba la calidez de una medicina humanitaria, agradecer por cada uno de los profesionales que se formaron gratuitamente en las universidades cubanas; agradecer por cada uno de los ecuatorianos y de los latinoamericanos que recuperaron la vista por la operación milagro; agradecer por cada alfabetizado que aprendió a decir y a escribir “yo si puedo”, agradecer por cada uno de los médicos que vinieron a combatir el dengue y a ayudarnos cuando hemos tenido algún desastre natural.

Agradecer, simplemente, porque la revolución Cubana exista por 50 años y por toda la eternidad.

Gracias.

Autorizada su reproducción

domingo, 14 de diciembre de 2008

A G O R E R O S

Alfredo Vera* Quito diciembre 14, 2008

Una de las identidades más perjudiciales para el desarrollo de la autoestima del individuo y de la sociedad ecuatoriana es haberse dejado atrapar por el espíritu nefasto de los agoreros.

Ni historiadores, ni psicólogos sociales, ni analistas espirituales, podrán determinar cómo, desde cuándo, por qué causa, si motivados por algún maleficio ancestral o herencia de un sincretismo cultural legado por los conquistadores, pero lo cierto es que estamos signados por el pesimismo enfermizo.

Teniendo una música tan armoniosa y bella no podemos desconocer que hasta en eso nos agobia la tristeza de un yaraví, de un pasillo, de una tonada.

Alguna vez nos hablaron de una "raza vencida" y nos autoconvencimos de que al final de nuestro túnel hay una tiniebla completa.

Se fue creando en el colectivo humano una serie de complejos que ha sido muy difícil superarlos en la mayoría de las actividades en que nos desempeñamos.

No es raro que algunos se den por vencidos antes de cualquier batalla, por eso tampoco es raro espectar que hay pelucones mentales empeñados en que devaluemos nuestra dignidad y soberanía nacionales.

Influidos por el precursor pensamiento de Eugenio Espejo, creo que le corresponde a los insurgentes del 10 de agosto, gestores del primer grito de independencia lanzado desde Quito (reconocido por los chilenos y no por nosotros) el haber sembrado la primera semilla de rebelión contra los agoreros, pero como los asesinaron no habrá faltado quienes digan "Ya ve, de gana se metieron".

Luego, la clarinada de Eloy Alfaro, la revolución Juliana del año 25, la insurrección popular armada del 28 de mayo, la guerra de Paquisha, son los hitos cívicos que han ido tratando de romper esa muralla del fatalismo y la desesperanza que construyeron los agoreros.

Se deduce que sólo es la convicción de lucha la que puede hacernos cambiar, hacernos encontrar nuestra mejor identidad para repetir con el poeta: "el que no espera vencer, ya está vencido".

El que no va por la victoria es un derrotado de antemano. La convicción de la victoria hace a un pueblo heroico. La historia de la humanidad y de los pueblos está plagada de esos ejemplos. Nuestra propia historia así lo demuestra.

Pero estas aseveraciones tienen también una identidad filosófica de clase social: es del verdadero pueblo no de las clases pudientes y adineradas de dónde sale la fuerza de la rebelión, la convicción de lucha, la voluntad de vencer, la certeza de la victoria.

Cuando una causa es justa, la sociedad se apodera de la esperanza y si no se la deja disminuir, menos arrebatar por los que todo se roban, hay que afirmar que ella es invencible y heroica.

Los agoreros serán aplastados por el peso de la verdad, cuando los cambios sociales que conducen a la equidad, a la justicia y a la solidaridad, resplandezcan por encima de los egoísmos.

El pueblo ecuatoriano quiere y puede construir un nuevo país; quiere que cambie la distribución de la riqueza; quiere educación y salud de calidad y calidez; demanda transparencia y honestidad en los actos de los poderes del estado.

Paralelamente hay que luchar contra los atavismos de la politiquería, de la corrupción, de los privilegios, de las exclusiones, de las discriminaciones, de las prepotencias, de los complejos de superioridad y de inferioridad conque las clases dominantes impusieron un modelo económico injusto y social perverso.

Uno de esos atavismos es, precisamente, el imperio pesimista de los agoreros del desastre que desde el principio de la revolución ciudadana vienen pronosticando el fin de la historia ecuatoriana.

Hoy esos agoreros están de plácemes, regodeándose, por la crisis de la recesión que se irradia desde el coloso imperial del norte.

Más aún, si el jefe de estado no le ha puesto precio a la soberanía y a la dignidad nacionales y ha roto la costumbre de pedir permiso a un amo para gobernar.

Para los neoliberales es un sacrilegio implementar una política internacional soberana y llegan al histerismo cuando el gobierno del Ecuador, que cuenta con cinco victorias concluyentes en las urnas, decide estrechar sus vínculos de amistad y comercio con quien más le conviene; decide no admitir empresas corruptoras y corruptas; decide impugnar la legalidad de los tramos ilegítimos de la deuda externa; y, en la política interna dice ¡ya basta¡, y da por terminada la dependencia de los que se convirtieron en dueños de la patria.

Las noticias a ocho columnas, los editoriales con textos sanguinolentos, los comentarios truculentos, la crónica roja como pan del día, las imágenes de las plañideras demandando conmiseración, no deben derrotar la convicción de que los coletazos de la recesión del capitalismo nos golpearán a todos pero no nos derrotarán ni se nos robarán la esperanza.

La lucha fue, es y será siempre dura.

De lo que debemos convencernos es que sin voluntad no hay lucha; sin lucha no hay posibilidad de victoria; sin victoria no hay opción de cambio; sin cambio no hay revolución; sin revolución no llegaremos a la necesaria y ansiada justicia social.-
Autorizada su reproducción

miércoles, 3 de diciembre de 2008

EXTREMISMOS

Alfredo Vera* Quito 2 de diciembre 2008.

Si hay alguna política en la que aflora el extremismo de ultraderecha (icomo es lógico!) y de ultra seudo izquierda (¡elé, carajo!), es en el área de las relaciones exteriores, donde los primeros, vinculados a bastardos intereses económicos, practican la genuflexión, el entreguismo apátrida y la bisagra como vértebras y los segundos preconizan la guerra, la beligerancia irreflexiva para pretender que nos peliemos con todos los que no son o están de nuestro lado.

Ninguno acepta el equilibrio racional, más allá de la retórica discursiva, como hace el gobierno de la Revolución Ciudadana que practica una operativa y real defensa de la soberanía y de la dignidad, dándole coherencia a su reinserción en el mundo, puesto que, precisamente, no existe soberanía sin dignidad, ni dignidad sin soberanía.

Varias duras pruebas ejecutadas por el régimen en este aspecto, dan testimonio de la aseveración:

Haber practicado independencia ante los poderes fácticos de las transnacionales, los acreedores y las políticas imperiales, en cuanto a la coyunda de la deuda externa;
Haber franqueado y transparentado un impulso de las relaciones diplomática con aquellos estados que le interesa al Ecuador, como es el caso de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, El Salvador y Cuba, sin someter sus decisiones a la venia de los amos del 1er. Mundo, todos súbditos del eje unipolar;
Haber planteado el Plan Ecuador de paz en contraposición al Plan Colombia de guerra;
Haber reaccionado con entereza, valentía y responsabilidad frente a la agresión colombo-norteamericana con el bombardeo al territorio ecuatoriano en el sitio Angostura de la frontera norte,, donde asesinaron a 25 personas, algunos rematados a mansalva, lo que llevó a nuestro gobierno a romper relaciones con Uribe;
Haber diversificado nuestra relación internacional fortaleciendo los vínculos comerciales con Irán, Rusia, China, Corea, etc.;
Haber participado frontalmente y sin hipocresía para demandar el rescate de secuestrados, a partir de un acuerdo humanitario entre el gobierno de Colombia y los insurgentes;
Haber promovido con vehemencia la integración de la UNASUR, candidatizando a Rodrigo Borja para que la presida;
Haber asumido una enérgica defensa de los migrantes frente a la Comunidad Europea y su decisión de criminalizar la carencia de documentos;
Haber obligado a las empresas extranjeras a modificar los contratos petroleros para que cese la injusta repartición de los beneficios económicos;
Haber decidido la expulsión de la firma comercial privada brasilera Odebrecht por actos comprobados de corrupción;
Haber decidido una auditoría independiente acerca de la legitimidad y legalidad de parte de la deuda externa y haber denunciado los resultados.

Los periodiqueros, como los politiqueros, esbirros y alcahuetes de los intereses transnacionales, muchos de ellos agentes solapados de la CIA, no dejan de sangrar por la herida del agonizante capitalismo.

Mientras Correa se ha ganado el respeto y la admiración de los pueblos del continente, incluyendo a los ecuatorianos que no se dejan arrastrar por los extremismos.-

Autorizada su reproducción