domingo, 29 de noviembre de 2009

A P O L I L L A D A

Nebot tomó el verso de una canción guayaca para designar su movimiento, procreado como apéndice del carcomido Partido Social Cristiano.

“Guayaquileño, madera de guerrero” rezaba el verso y el tipo se equivocó y le puso de nombre “Madera de Guerrero”, en lugar de llamarlo “Guerrero de Madera” (como lo oí en Radio La Luna) y yo digo: Guerrero de Madera Apolillada.

Como todos sabemos, las polillas son insectos que parecen socialcristianos porque lo devoran todo, con una capacidad destructiva incontenible.

Y la madera de ese guerrero es lo más corruptible que se pueda imaginar, y ya estamos observando lo que es público: el divorcio por mutua desconfianza entre el descascarado PSC y el recién nacido, de padre y madre socialcristianos, el Movimiento Guerrero de Madera.

No hace falta conocer las razones de fondo para este prematuro y público divorcio sino rememorar que allí, en esa tienda derechosa, priman los intereses, generalmente bastardos, y no las ideologías o los principios éticos que son escasos o inexistentes.

Ni siquiera el odio competitivo contra Correa y sus esfuerzos revolucionarios ciudadanos que se impulsan, hace que el divorcio se mantenga oculto bajo la alfombra como hacen los gatos y las familias alcurniosas.

Y así lo reclaman los “analistas” de los diarios de la misma línea, que no alcanzan a explicarse dónde queda el liderazgo de Nebot, esperanza presidencial de esa tendencia, aunque todos sepan lo que pronostiqué hace como 20 años, que este señor no logrará nunca confundir ni a los de su propia tendencia, peor a la mayoría ciudadana.

El drama de la pulverizada derecha es que ahora se le han juntado un sartal de oportunistas, partidócratas de angora, o estrellas estrelladas del firmamento politiquero de toda talla, desde el pequeño pitufo, el “barby” Carlos Vera, hasta el grandulón físico y diminuto moral, CAÍN, que me honra con sus permanentes calumnias, fruto de la venganza que le carcome como polilla, el bolsillo herido, porque no pudo ni podrá chantajear al Presidente con el argumento de ser el hermano protector.

El que no tiene ni corazón ni cerebro y sólo siente y piensa con el bolsillo, seguro es que termina apolillado y no tardaremos en verlos desvergonzadamente juntos en la misma tarima al pitufo, a CAIN y al divorciado guerrero de madera.-

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sábado, 21 de noviembre de 2009

M A N I P U L E O

QUITO 21 noviembre 2009

Las más grandes momias periodiqueras, manipuladoras de la verdad y de las honras ajenas, hoy están en su papayal porque la revolución ciudadana ha cometido el brutal sacrilegio al pretender que haya un sector de la sociedad que tenga el privilegio de no rendir cuentas a nadie.

Ese es el meollo de todo el cacareo en torno a la ya bautizada por ellos “ley mordaza” (con esparadrapo incluido), chillido histérico que desborda todo límite de utilización porque así es el miedo de que se expida una ley, para que las empresas de medios de comunicación TAMBIEN, como el resto de empresas, actividades y personas naturales y jurídicas actúen bajo de una ley que las regule y les de normas de conducta.

Para descalificar la próxima ley, que ni siquiera está expedida, le denominan “represiva” porque, como toda ley (que permite, manda y prohíbe, según los expertos) va a limitar la orgía libertina que desde siempre han disfrutado, como dueños absolutos de su verdad y de toda la calle, sin que haya poder alguno que pueda ponerlos en vereda.

En tres años de iniciado el proceso de cambio no se ha dado ningún conflicto que pueda calificarse de abuso de poder del Presidente: una vez lo botó de una reunión por insolente al renegado genético, Emilio Palacio (su gran padre fue el escultor Alfredo Palacio, miembro del Comité Central del Partido Comunista, que debe revolverse en su tumba, porque se puede ser negado, pero que sea renegado por convertirse en sirviente de los enemigos de su padre, es traición); otra vez, el Presidente recordó el calificativo del Primer Ministro inglés que calificó a ciertos periodistas como “bestias salvajes”; varias veces, en respuesta a un arsenal de insultos y agresiones, calificó de “pitufos” (enanos) mediocres y calumniadores a Carlos Vera y Jorge Ortiz.

No son antecedentes que justifiquen el pánico a los medios comerciales, dueños de verdades y honras ajenas, para manipular esto de la ley con tanta desvergüenza que evidencia la conversión de antiguos periodistas a activistas politiqueros, sustitutos de los traficantes ideológicos bautizados de “partidocracia”.

Soy testigo de cargo de cómo “El Universo”, “El Comercio” y “Hoy”, cuando como Secretario de Transparencia, afectado por una información calumniosa en que me endilgaron una acción que no había cometido, quise aclarar con documentos la falsedad y, ni pagando el remitido me dieron derecho a la defensa.

Ahora, en gigantescos remitidos, hablan de autocontrolarse para oponerse a que haya ley y piden que se respete su historia, su honor, su derecho y todo lo que ellos les han negado a quienes sí son “independientes” de bastardos intereses.

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L A N O C H E

QUITO, nviembre 15, 2009

Cuando Correa arribó al poder empezó a jugarse en el ambiente político nacional el tema de la noche, porque el recién electo habló de la larga noche neoliberal y para los usufructuarios de esa inmensa farra se les hizo una verdadera noche que ya les está costando 3 años de padecimientos, con unos chuchaquis de angora, para los que no hay cebiches que mitiguen la tortura del odio matizado con miedo.

Con sólo la llegada de Correa no podía terminarse la noche neoliberal, porque había sido larga, interminable y, además, porque sus secuelas habían formado cocolón que no era fácil despegarlo, masticarlo y digerirlo, por lo arraigado que estaba en las costumbres, el corazón y el bolsillo proclive a la corrupción, de una colectividad que la había sufrido y pensaba que fatalmente debía convivir por sécula seculorum con la impunidad, la política de hechos consumados a partir de la prepotencia, la arbitrariedad, la insolencia, la violación a la constitución y leyes, todo lo que se hacía en nombre de la competitividad, del libre mercado, de la privatización, de la abolición del obeso Estado.

Mientras el Presidente se desvelaba en sus noches de intenso trabajo, buscando equipo que se integrara a la mentalidad revolucionaria, y formulaba planes para cambiar la estructura que se había construido, arraigado y consolidado en lo que quedaba de Nación, habían otros allegados, hasta su propio hermano, que daban por hecho que la oscuridad de la noche se hizo para farrear, para gatear, para delinquir, para violar, para esconder valores éticos, para acumular fortuna, para tramitar contratos, para sacar tajada de todo y, cuando son sorprendidos en sus delitos, la respuesta es escupir lodo con ventilador sin tener ni la valentía ni la voluntad de comprobar sus denuncias.

Y esa perversa y lujuriosa noche, si es que la justicia, que también tiene resabios neoliberales, actuase con elemental severidad, se podría convertir en la noche de las torturantes pesadillas que explicarían el odio, el histerismo alharaquiento, que ahoga a la peluconería alarmada por lo que se viene, cuando de verdad termine de instaurarse la Revolución Ciudadana en todos los ámbitos de la convivencia humana, como debe ser.

Digo, el día que toda institución y toda persona rinda cuentas a la sociedad por sus acciones u omisiones; el día que los promotores de la impunidad sean sancionados; el día en que se instaure la justicia para todos; el día que haya disciplina social; el día que el buen vivir no sea solo para los pelucones.

Para cumplir esa utopía, ese sueño mayoritario, es necesario que los colaboradores del régimen; los activistas; los medios públicos; la ciudadanía toda; adquieran conciencia revolucionaria.

Entonces comenzará de verdad a regir la larga noche buena de la revolución y se sentirá la diferencia, porque no habrá apagones que la oculten, con la mala larga noche neoliberal y sus secuelas que siguen coleteando, como se puede constatar cuando nos desinformamos a través de los medios al servicio de la peluconería, cada vez más descarados.

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sábado, 7 de noviembre de 2009

MASOQUISMO

Desde la última insurgencia general popular, conocida como “La Gloriosa” del 28 de Mayo de 1944, la mayoría de los ecuatorianos de clase media alta, con mentalidad de cangrejos (que caminamos para atrás), salvo las ejemplares expulsiones de Bucarám y Gutiérrez, hemos ido perdiendo como sociedad los arrestos, hemos ido asumiendo la mentalidad de los alcurniosos pelucones, que tienen un amplio colchón de una buena parte de los grupos arribistas, acomodaticios, timoratos, aquellos que preconizan “el cambio ajeno es bueno, pero el mío ¡nones¡”; que se acostumbraron a sobrevivir llenos de miedos y temores por lo que vendrá y no por lo que ya vino, aquellos que se dejan manipular por los pájaros agoreros y que creen todo lo que publica la prensa que baila al ritmo que conviene a sus intereses, aquellos que se dejaron destruir o robar la esperanza.

Felizmente las áreas populares no caen en el masoquismo de torturarse porque vino la crisis mundial, ella trajo el desajuste financiero, se disminuyeron las remesas, se provocó el incremento del desempleo y todas sus secuelas.

La prensa politizada que representa los intereses de los pelucones derrotados, mastican a diario su amargura y son expertos en encontrar la quinta pata del gato, para llenarse de odio y tratar de envenenar a sus consumidores, para ver si convierten en protesta ciudadana, aquello que en otros países sucede de igual o peor manera.

En las entrevistas de televisión y radio de las emisoras politizadas, sus dueños ya ni disimulan para aparecer como equilibrados supuestamente imparciales, e invitan mayoritaria o unánimemente a los residuos de la partidocracia que desahogan su amargura por haber sido derrotados sucesivamente: se auto flagelan, se remuerden, practican el onanismo mental, hablan desde la revocatoria del mandato presidencial hasta reproducir el camino hondureño golpista.

Y, claro, la culpa de los males no la tienen ellos como grupos de presión, ni los recientes gobiernos de los que fueron obsecuentes servidores, ni la indisciplina social que ellos practican y promueven, ni los actos de corrupción que los enriquecieron, ni las impunidades que ellos gestaron y convierten en líderes a quien cobraba la entrada a sus fiestas cumpleañeras para comprarse un yate o quien consiguió millonarios ilícitos contratos traficando la influencia de ser hermano mayor del Presidente.

Arrastran a ese masoquismo de amargura, a los que quieren o se dejan atrapar por esa debilidad propia de las mentes timoratas y blandengues.

Felizmente quienes empujan el carro de la Revolución Ciudadana son pueblo, que en la batalla por la sobre vivencia diaria, aprendieron a luchar y a vencer, porque llevan en sus genes la consigna alfarista de que vale más morir de pie que vivir arrodillados.-

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