sábado, 15 de noviembre de 2008

O B A M A

Alfredo Vera* Quito, 15 de Noviembre, 2008

Ya, el sólo triunfo de Obama en las urnas, es éxito que provoca una explosión de júbilo universal para los seres humanos de buena voluntad, que somos la mayoría.

¿Por ser negro afro? ¡Si, porque no es racista y tampoco es enemigo del blanco, lo que garantiza la expectativa de un diálogo étnico que abra las posibilidades de una paz duradera y firme!

¿Por ser joven? ¡sí, porque es una mente fresca que, que por lo que se relata de su vida, conoce en carne propia el drama de las clases media y pobre y no olvidará que no es el consumismo sino la solidaridad una preocupación de su gobierno, si es consecuente con su origen!

Ese triunfo de Obama instaura la fe y la esperanza de cambio en una sociedad como la norteamericana, con una población que se la supone absorbida por la “bonanza” del consumismo y la superficialidad e indiferencia, frente a lo que les pasa a ellos mismos, no se diga al resto del mundo.

Obama puso en la cúspide de sus ofertas electorales la propuesta de cambio.

Aunque esos cambios no los haya definido en detalle, es obvio que el primer cambio, si es que cumple como parece, es abandonar la guerra como lenguaje para resolver controversias.

Un segundo expectativo cambio es el concepto oficial del migrante, que tanta fuerza de trabajo y riqueza han entregado a ese país, para no considerarlo ni calificarlo como delincuente y en lugar de perseguirlo y destruir su vida, darle el trato justo que se merece.

Hay muchos, muchísimos cambios más, internos y externos que espera la humanidad.

A nuestra querida Cuba, que no le otorgue absolutamente nada, porque ella ha supervivido 50 años de injusta y criminal bloque sin claudicar ni esperar o pedir nada: que levante ese bloqueo discriminatorio y que se abstenga su gobierno de intervenir en la justicia gringa para que se devuelva la libertad a los 5 patriotas cubanos, que su única responsabilidad fue luchar contra el terrorismo de la mafia derrotada en Miami.

A América y el mundo que le garantice la no intervención y el respeto a la autodeterminación.

Debemos esperar con ilusión por lo menos el primer trimestre del 2009, pues el mundo no quiere que hable para ofrecer sino que actúe para materializar sus cambios y luego juzgarlos.

Ojalá funcione la simbiosis dialéctica entre el líder Obama y el pueblo norteamericano para que, como dijo el Ché: “si avanzo, seguidme; si me detengo, empujadme; si retrocedo, matadme” y veamos si este negrito flaquito, inteligente, de rostro juvenil y sonrisa agradable, es capaz de escuchar y sacudirse de la coyunda del inmenso, inconmensurable poder de las transnacionales.

Era obvio que el primer opositor que le surja a Obama es el símbolo del racismo energúmeno, incendiario y sanguinario, que se encapucha con la característica del terrorismo cobarde, llamado Ku-Klux-Klan.

Que Obama cuente con el apoyo universal de la gente que aplaudió, rió y lloró de alegría por su victoria, ante esa y cualquier otra oposición de similar naturaleza.-

Autorizada su reproducción

sábado, 1 de noviembre de 2008

INFALIBILIDAD

Alfredo Vera.- Quito 29 de Octubre 2008

La infalibilidad es un dogma y como tal es un concepto que se fundamenta a la fe y se la atribuye al representante de Dios sobre la tierra, para los sacerdotes, Obispos, que, por voluntad de sus compañeros, se convirtieron en Papas a lo largo de los siglos de los siglos.

En el argot popular, la antítesis de la infalibilidad, se la enarbola diciendo que “lo perfecto es enemigo de lo bueno” y aquellos inútiles que andan pretendiendo la perfección terminan no haciendo nada, porque ella científicamente no existe.

Por eso también el argot ridiculiza a aquellos especímenes diciendo que son “más papistas que el Papa”.

Absurdo, entonces, el triste papel de los que se dedican a condenar a la nueva Constitución porque, según ellos, tenga tal o cual falla, error, omisión o exceso.

En primer lugar, hay que ver si el “papista” que critica tiene autoridad intelectual y moral para espulgar el texto y, en segundo, si su óptica no está manchada por la defensa de algún interés bastardo.

Pero, en cualquier caso, el axioma científico de que toda obra humana es perfectible, en el tiempo y en el espacio, es aplicable a la realidad de este documento y esto sin dogma alguno, puesto que, para que ello se logre sólo depende de la voluntad humana, que es la poderosa herramienta de superación y desarrollo de la especie pensante.

Los vociferantes críticos contra el texto aprobado en el Referéndum tendrán que llenarse de paciencia, mientras se consigue que decida el juez máximo, dirimente del destino de la sociedad ecuatoriana, el pueblo soberano que aprobó la ley de leyes, y habrá que confiar en que sus representantes electos tengan la capacidad y la sensatez de establecer si una norma de la Constitución en verdad afecta o no a la ciudadanía, o sólo al grupo de privilegiados que se oponen al cambio.

El cambio es una incertidumbre que la va a ir resolviendo la ciudadanía, como el campesino acomoda las alforjas, mientras se hace camino al andar.

¿A dónde va el camino? A donde la mayoría ciudadana decida, no a donde quieran los pelucones.

La amargura de los derrotados o los intereses de los que pierden algún privilegio, frente a los errores que humanamente los asambleístas pudieran haber cometido, no pueden explicar la virulencia de los periodisteros, que se creen gerentes propietarios de la verdad y que a diario compiten por lograr denostar y desprestigiar la tarea cumplida en Montecristi.

Difícil pedir, imposible conseguir, que los amargados y los perjudicados por perder privilegios, dejen de sentir que la infalibilidad les pertenece y los “carlos veras”, “jorges ortices” y otras hierbas de la misma estirpe, sigan emitiendo chillidos ante la opción de criticar algún texto, convenga o no convenga.-
Autorizada su reproducción