domingo, 8 de febrero de 2009

EL VERDADERO LÍDER

Alfredo Vera.-
Quito, febrero 8, 2008.-

Arrancó la contienda electoral, para elegir el 26 de abril, Presidente y todo lo demás en función de la nueva estructura global de la República.

Los grupúsculos, atrofiados por sus odios, envidias y ambiciones o por una estrategia dizque sutil, ultra inteligente, para tener mayoría en la Asamblea, sacaron NUEVE candidatos para enfrentar a Correa.

El señor que podría y debería liderar a los 9 enemigos, no terminó de decidirse a tomar las riendas de esos actores políticos que, además, son los opositores jurados del cambio desde que se hizo realidad el libreto conque se va a fundamentar esa Revolución Ciudadana.

El señor, que es algo culto, supo siempre que la dialéctica demanda, exige con urgencia, un líder que aglutine a los grupúsculos que se atomizan por nimiedades, por rencillas personales, por intereses secundarios.

Tanto comprendió, que él mismo andaba frenéticamente buscando, proponiendo, presionando hasta con grosería a diversos nombres y ninguno quería mojarse el poncho: el mayor fervor de este señor se concentró en el Alcalde Nebot que estuvo a punto de caer en tentación porque se sentía picado cada vez que el Presidente lo minimizaba, considerándolo un líder cantonal: Finalmente se echó para atrás, porque “el que juye, vive”, y dijo “yo me quedo en Guayaquil para ser cabeza de ratón y no, como siempre fui, cola de León”.

El cachiporrero del periodismo político opositor seguía frustrado pues comprendió que Mae Montaño (con esa peluca con la que niega su raza) no pudo siquiera mantener el grupo UNO (quedó reducido a ½). Que no acertaba con los descendientes libaneses Harb o Jairala, que no le llegan ni a los talones de los Bucaram, Tampoco el fabuloso Jefferson Pérez que le gusta ser ganador. Y se la agotaba la cantera.

En eso José Hernández, que dirige la Revista neoliberal “Vanguardia” y amigo de Carlos Vera, consciente de que este tiene las condiciones y virtudes para liderar a los enemigos de Correa, lanza su candidatura presidencial para poner en la balanza de las preferencias electorales sus virtudes: a) según opinión femenina, es también buen mozo y se gana todos los concursos del mejor vestido; b) es inteligente; c) tiene experiencia política pues fue asesor de Febres Cordero y Nebot; llegó a ministro de Sixto y tuvo un altísimo cargo internacional con Abdalá; d) tiene imagen de valiente y no le tiene ni miedo ni respeto a nadie, por poderoso que sea, pues se ha dado el lujo de mandar a la punta de un cuerno a los grandes políticos y gobernantes; y, e) contaría con la apertura y respaldo de todos los medios y poderosos grupos económicos que ejercen la oposición.

En su profesión de entrevistador, se ha comido vivo a todo aquel que se le ha puesto por delante, con muy pocas excepciones y esas personas no volvieron a ser invitados, condenados a sufrir su archivo eterno.

Habla con autoridad, con firmeza, severidad, perfección idiomática e irradia la seguridad de que siempre dice la última palabra: es un verdadero oráculo para decir con vanidad a los demás hasta de lo que se van a morir, desde su silla, siempre más alta que la de los interlocutores, porque el único complejo que parece tener es el de su altura.

Fracasado sus intentos de coronar a varios huidizos precandidatos, “Vanguardia” le hace la casita lanzando su candidatura de la que él también huye, dejando en el aire al “Comité Central de Campaña” que entre ellos se detestan: Jorge Ortiz, Alfredo Pinargote, Emilio Palacio, José Hernández, quienes ahora lo acusan de ser el culpable que se desgranan NUEVE candidatos, ratificando que “doña oposición” carece de un verdadero líder: Carlos Vera defraudó y no lo fue.-

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