domingo, 22 de junio de 2008

ATENTADO AL MIGRANTE

Alfredo Vera.- Quito 8 de Junio, 2008.- La historia entera de la humanidad está preñada y plagada de movimientos migratorios hasta de pueblos enteros, y se hay uno que con mayor persistencia se ha visto impelido a migrar, ese fue el judío que repite la secuencia desde la época de Moisés hasta a última por 1950, cuando se encaminaron al territorio de Israel.
Fue el escritor lojano Angel F. Rojas quien publicó en 1949 la novela El Exodo de Yangana para narrar la tragedia de un pueblo forzado a migrar.
El proceso de población de los Estados Unidos obedece a la migración de los colonizadores europeos, acompañado del exterminio de los indios, habitantes originarios de ese inmenso territorio.
No existe país sobre la tierra que no haya recibido o enviado espontáneos movimientos migratorios y así es como desde siempre latinoamérica está llena de migrantes de todos los colores y en grandes cantidades que fueron admitidos sin restricciones y se afincaron en nuestros suelos con plenitud de derechos.
En las últimas décadas se está produciendo un movimiento fuerte migratorio hacia Europa proveniente de África y Latinoamérica que no tiene mayor diferencia que otros procesos anteriores en otros territorios.
Ahora los gobierno de Europa, como que la vaca se olvida de cuando fue ternera, pretenden asumir políticas drásticas, persecutorias y de extradición violenta contra los migrantes.
La crisis ecuatoriana de la década robada, provocó un éxodo masivo de personas y se considera que no menos de 3 millones de conciudadanos han migrado especialmente a Europa y, desde luego, muchos de ellos carecen de legalización y enfrentan una terrible amenaza, si tienen que volver a la fuerza y deben dejar todo lo suyo botado, incluyendo la esperanza.
No tienen validez humana las razones esgrimidas por los gobiernos europeos y atentan contra los derechos que asiste a los migrantes, mientras no caigan en el ámbito delincuencial, que sería la única verdadera justificación para asumir una acción tan drástica frente a personas que han aportado a la creación de riqueza a partir de la utilización de su fuerza de trabajo.
Los países latinoamericanos y africanos deberían unirse para hacer causa común en la defensa del derecho que asiste a quienes ya están allá.
La expulsión ciega e implacable de los migrantes indocumentados es, sin duda, un atentado contra la convivencia universal.
Que no los dejen entrar a su territorio para evitar una humillante e injusta expulsión.-
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