domingo, 2 de agosto de 2009

A N G O S T U R A

Alfredo Vera* Quito, 2 de agosto, 2009.-

En la fecha que escribo, se cumplen 199 años del epilogo criminal, perverso, miserable, del asesinato de los Próceres que habían proclamado la independencia, el 10 de Agosto de hace 200 años.

Cuando las barriadas quiteñas cercaron las cárceles para liberar a los Patriotas independentistas, los mandos realistas españoles (pelucones de entonces), genocidas e incondicionales al poder colonial, dispusieron el asesinato de los quiteños que habían sido encarcelados como represalia a ese primer grito de independencia.

Los ecuatorianos actuales deberían estudiar la historia del 10 de Agosto de 1809 y del 2 de agosto de 1810 (un año entero de luchas) para que puedan comparar y comprender lo que está pasando ahora al bicentenario de distancia.

Así como hoy los pelucones neoliberales, con torpeza y todo, están a favor de Uribe, justifican y ocultan la gravedad del bombardeo de Angostura, y les fastidia y repugna la defensa de la soberanía que ha venido haciendo el gobierno: Entonces los esbirros de los colonizadores, apoyaron y justificaron el asesinato de los patriotas encarcelados por el delito de haber lanzado el Primer Grito de Independencia de America.

Derrotada la partidocracia, los periodistas y comentaristas de la derecha pasaron a convertirse en actores políticos, descaradamente parcializados, y han dado un paso más adelante al fungir de pesquisas burdos, elucubrando sobre que se debe dar por descontado que el culpable del bombardeo de Angostura es Correa y sus colaboradores, satanizados por la supuesta simpatía o vinculación con directivos de la FARC.

Son tan perversos y antipatriotas estos payasos, disfrazados de Sherlock Holmes, que quieren inducir a la colectividad sosteniendo que delito más grave es tener algún lejano vinculo con algún FARC, que el bombardeo de Angostura, sin importarles que es su suelo patrio el que ha sido hollado.

Se ponen al lado del dueto carnicero Uribe-Santos, que proclama la tesis buchista de la “guerra preventiva” y, para ocultar su artera y solapada traición, de justificar el bombardeo al suelo natal, pesquisan argumentos para darles la razón.

A ellos les importa un bledo que el sonso de Gutiérrez se haya reunido con el Canciller de las FARC; tampoco les interesa destacar que los periodistas Carlos Vera y Andrés Carrión, entre otros, hayan hecho entrevistas a Raúl Reyes y otros dirigentes de las FARC y de las Autodefensas paramilitares colombianas.

Tampoco les interesa averiguar cómo fue posible que el Presidente Pastrana, junto a Marulanda (Tirofijo), y con la venia de Jimmy Carter, hayan invitado a connotados dirigentes políticos, intelectuales y sociales a reunirse en El Caguán para propiciar la paz en el país hermano, antes de que Uribe, asesorado por Bush lance el guerrerista y genocida Plan Colombia, en el que asignaban al Ecuador el rol de “yunque” para soportar el rol colombiano de “martillo” sustituido por el cobarde uso del glifosato, que tanto daño haya infringido a los campesinos ecuatorianos.

Destaco con admiración el pronunciamiento sobre este tema del General Paco Moncayo que repudió públicamente a quienes se prestan a secundar la agresión mediática de Uribe contra el gobierno ecuatoriano, funesto corolario del agresivo bombardeo en Angostura.

Contraste con el triste papel de un General, ex Ministro de Defensa, que justifica el bombardeo de Angostura como castigo que debemos recibir, por la presencia de Reyes en suelo ecuatoriano, demostrando que el patriotismo sí tiene ideología.

No extraña que tanto vociferen los perrunos pesquisas disfrazados de periodistas, agentes mercenarios mentales, al servicio de la causa extranjera, o apátridas voluntariosos que resultan uribistas, por odio clasista al representante de una acción ciudadana identificada con la cholocracia, sector humano despreciada por la racista aristocracia socialcristiana, amamantada por la partidocracia y mentalizada por los ideólogos fascistas, para quienes Angostura, el bombardeo, el asesinato de 25 “terroristas, narcotraficantes”, es un episodio intrascendente.

Uribe y Santos (Batman & Robin) son los vengadores de los ratones petroleros, de los vampiros banqueros, de las pulgas usureras, que de pronto perdieron el control de los negocios del estado y al ir las cosas por el camino correcto van a ir perdiendo sus privilegios.

Estos patronos insaciables, enfermos de odio, han perdido los controles, toda prudencia, todo respeto a la dignidad humana, y son capaces de desatar los peores disparates.

Como eso de pretender ignorar y revertir lo sucedido en Angostura, para convertir en victimas a los victimarios, con el argumento fascista de que el fin justifica los medios, que se sacaron la lotería y pueden lanzar lodo con ventilador, porque en la guerra implacable inspirada en el odio toda arma, por perversa que resulte, es valida.-

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