martes, 8 de enero de 2008

CARTA A NELSA CURBELO

Alfredo Vera.- Quito, En.8 2008 A NELSA CURBELO (nelsa@telconet.net)

Con profundo respeto, sin prejuicio político alguno, me dirijo a ti, públicamente, querida Nelsa, conmovido y preocupado pues te considero una mujer luchadora por las mejores causas frente a las aseveraciones que haces, públicamente, en tu articulo "Me gustaría entender" (www.eluniverso.com del 2 de enero, 2008) una suerte de confusión o desorientación, que no cabe en una persona de tu inteligencia y cultura.

Hemos compartido contigo, en muchas oportunidades, sueños de justicia, equidad y honestidad y me preocupa que esa falta de entendimiento encierre un síntoma de alineamiento con gentes a las que siempre habías combatido, en coincidencia con muchos de los que somos tus amigos, en amistad surgida en la defensa de los derechos humanos, en la lucha contra la pobreza, en la adhesión a la desesperanza de los marginados.

No puedes dejarte confundir por la batalla mediática desatada, con todos los hábiles pretextos, por los usufructuarios de privilegios que por décadas, mejor, por centurias, (con muy pocos períodos de excepción), construyeron un sistema de tanta desigualdad y exclusión.

Vivimos una etapa de transición, en la que emerge un joven líder desvinculado de los poderes económicos, que intenta romper un esquema político-económico-social que parecía imposible resquebrajar, excepto que sobreviniera una revolución radical.

Desgraciadamente, las revoluciones armadas radicales, como la de Cuba, se archivaron en la historia y ahora sólo queda la esperanza de que una revolución derivada de un proceso electoral, con una identidad ciudadana, pueda ser posible, aunque el recuerdo de lo sucedido con la revolución pacífica de Salvador Allende en Chile, hace que algunos tengan sus dudas, por el impredecible y descarado intervencionismo del gobierno imperial de los Estados Unidos, autor del pinochetazo en ese hermano país.

Pero como la civilización evoluciona, no sería raro que en el gran país del norte, su pueblo, contagiado por la base social que como marea recorre el continente latinoamericano, termine demandando cambios y eligiendo a un joven mulato, de ancestro africano, que comience a respetar la autodeterminación de los pueblos y le corte las garras a la CIA y a los mentalizadores de los magnicidios, los genocidios, el intervencionismo.

Nelsa, tú afirmas “que no tienes claro qué concepción de estado se maneja en el país”, atrás de la proclamada revolución ciudadana, cuando sus promotores han hablado claro para levantar la esperanza en una mayoría abrumadora de la sociedad ecuatoriana, afirmando que quieren construir un estado justo, honesto, solidario, decidido a terminar con la inequidad y a implantar la justicia social.

Que lo logren o no va a depender de todos nosotros, de todos los ecuatorianos, de todos los latinoamericanos, y hasta de todos los habitantes de este continente, incluyendo a los norteamericanos, puesto que en mucho va a estar sujeto ese destino latinoamericano de si los poderes internos y externos respetan la autodeterminación de estos países, empeñados en construir su propia identidad.

Leo con pesar que está pesando sobre ti la falacia del "estatismo" muy similar a la falacia del "comunismo", que esas mismas fuerzas reaccionarias de la derecha insensible e inhumana, utilizaban en la época cuando nos conocimos.

Reconoces que la realidad se mira de diferente manera “cuando se vive en medio de lodo o del polvo, en casas a las que se llega en desvencijados buses”, precisamente, a la que pertenecen las grandes mayorías que fijaron su esperanza de cambio en esta denominada revolución ciudadana.

Lo importante para la gente pensante e ilustrada, con sensibilidad social que por cultura y solidaridad ha adquirido una ideología progresista, como la que nos vinculó en amistad en muchas oportunidades, seamos consecuentes con esa mayoritaria población marginal y no con el minoritario y egoísta segmento que habita “en viviendas con aire acondicionado y rejas protectoras, rodeadas de parques donde los niños juegan sin peligros”, como tú mismo describes a los de mentalidad pelucona.

La centralización o la descentralización es muy importante, pero no tanto como la justicia social, la honestidad o la solidaridad cristiana, que ha sido tu insignia durante tantos años.

Tú dices que te gustaría entender y yo, con todo respeto y fraternidad, te pido que retomes la sensibilidad social que por tantos años hizo que muchos te admiráramos por tu firme defensa de la causa de los pueblos, y allí te será fácil entender.

Tú amigo de siempre,

Alfredo Vera, conocido por ti como "Pedro Páramo" o "Cachito"
Autorizada su reproducción

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