miércoles, 21 de noviembre de 2007

CATARATA BRUTAL

Quito, 25 de septiembre, 2007.-

Como los enloquecidos jugadores de póquer, afiebrados por la pasión de ganar, como buitres se despedazan por rebitar sus apuestas: “tus 100 y 200 más”; “tus 200 y 400 más”.

Los 4 tahúres alrededor de la mesa, hasta el último momento blufeando, intentando sacar ventaja con aspavientos y engaños. Desparramando una catarata brutal de ofertas

Esa es la pobre y lamentable imagen que dan una gran cantidad de aspirantes a recibir el respaldo en las elecciones del domingo, unos demandando que se vote en plancha, y otros suplicando que les den aunque sea un votito.

Ofrecen de todo y para todos; unisex, talla única, reversible, ajustable, impermeable: vendedores ambulantes de la pomada milagrosa, sin una sola idea, sin una sola propuesta, sin una sola tendencia ideológica.

Es el triunfo del “apoliticismo” más rastacuero y denigrante.

La gran prensa oligárquica sólo tiene ojos y oídos para ver y escuchar lo que dice Correa y tener material para intentar despedazarlo.

¿Qué dicen del mediocre Gutiérrez, apareciendo en las cuñas aunque tiene perdidos sus derechos políticos apoyando al ñaño, cómplice y encubridor del vergonzoso período de ese corrompido y entreguista gobierno?

¿Qué dicen de Abdalá, apareciendo en las cuñas de las franjas para seguir tratando de engañar a los más pobres, para hundirlos en una mayor pobreza?

¿Y qué del niño pingüino millonario que se quiso comprar el país al que había esquilmado con las harinas, los bananos, el arroz, y todos los etcéteras que dejan grandes utilidades?

Muchos candidatos compiten por ver quién ofrece más, como si la constitución pudiera dar los beneficios que no pueden existir en una sociedad carcomida por la corrupción, la mentira, la demagogia, el engaño, la injusticia, la marginalidad, la exclusión, la desigualdad, la impunidad, donde en muchas cosas hay que empezar de cero.

Destruida como está la institucionalidad y golpeada la individualidad de los seres humanos que casi ya no tienen en quién creer por las frustraciones acumuladas por décadas, el país se juega el domingo su presente y futuro, y no es justo que algo tan trascendente se lo maneje como si fuese un frívolo juego de barajas.
Gracias al miedo, al pánico que derraman por los poros los oligarcas, sus testaferros y los voceros de ambos, creo que podemos esperar tranquilos que la esperanza se mantenga en pie, a pesar de las solapadas y francas zancadillas que se utilizan para impedir que la Asamblea pueda cumplir con su deber.-

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