miércoles, 21 de noviembre de 2007

¿QUÉ CAMBIOS?

Quito, Febrero 27.-

Los voceros de la oligárquica y populista derecha, sabiendo que estamos frente a un proceso que aspira convertirse en una revolución ciudadana, que recoge la sumatoria de decenas o centenares de corrientes interpretativas, demandan a voz en cuello que alguien, mejor si es Correa, les diga en qué consisten los cambios por los cuales votó masivamente el ecuatoriano en las elecciones del 27 de Noviembre.

Cada ciudadano, coincida o no con los demás, ha de esperar que muchas cosas cambien en la sociedad ecuatoriana.

Y sin hacer interpretación antojadiza de lo que piensan los demás, es seguro que una gran mayoría ha de querer fervorosamente los cambios que permitan terminar con la impunidad.

Como no se lo podrá hacer por decreto, por fuerte que sea la mayoría de la Asamblea, se entiende que esta infame impunidad, madre de la corrupción, no sólo está en los veredictos amañados, sobornados, chantajeados de los jueces que investigan y dictan sentencias, sino en los fiscales que se vuelven ciegos ante las evidencias, también en los organismos de control que se vuelven mudos a la hora de glosar, y de las propias víctimas, que se atemorizan a la hora de denunciar a los autores y sus compinches, gestores de los delitos que no son castigados.

Entonces, uno de los cambios, de las conquistas, que anhelamos las mayorías, esto de terminar con la impunidad, no es materia de un artículo declarativo de la Constitución, ni de 5 o 20 leyes que después expida el legislativo, como quiera que se llame y se integre.

¿Algún sabio o sapo de la Grecia conoce cómo se termina con la impunidad?

Dirá lo que sabemos todos: fenómenos como la impunidad sólo puede contrarrestarse y tratar de extirparla a través de un proceso que involucra un gran número de aspectos que tienen que ver, entre otros, con la justicia, la equidad, los derechos, la severidad, la honestidad, la autoridad.
Lo importante es tener la voluntad del cambio y despellejar la corteza que oculta y mantiene viva la abominable impunidad, por citar un ejemplo.-

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