miércoles, 21 de noviembre de 2007

GRITO DE GUERRA DE NEBOT

Quito, Julio 28, 2007.-

Como novia de pueblo, el Alcalde de Guayaquil y heredero de León Febres Cordero, el “cachorro” del felino, sucumbió a los asedios del galán que venía enamorándolo para que asuma el liderazgo de la oposición, como socialcristiano, representante de los grandes empresarios, entre los que se incluye a los poderosos dueños de la mayoría de los medios de comunicación.

Nebot sabía que asumir ese rol era un gran riesgo, después de que por dos ocasiones no se dejó torcer el brazo y no cayó en la tentación de ser candidato a la Presidencia: sabía de sobra que iba a perder estrepitosamente.

El Alcalde, que en toda su vida política fungió de bravo y combativo, no pudo defenderse de las presiones, y lanzó su grito, casi un alarido de guerra, para ponerse al frente, a la vanguardia, de la oposición, poniendo al frente su arma predilecta: el regionalismo frenético, disociador, separatista.

¿Por qué se resistía? ¿Por adhesión a la causa de Correa? ¿Por creer en la validez de la Constituyente, como hipócrita y oportunistamente lo dijo en un momento?

No, lectores: quienes lo conocemos sabemos que es por puro cálculo politiquero. Y no estuvo errado, porque la paliza en las urnas de la Consulta (80 a 20%), evitó que apareciera entre los cadáveres insepultos.

Pero el giro de los acontecimientos, donde se evidencia que Correa no se amedentra ni agacha la cerviz ante los poderosos oligarcas y pelucones, hizo que estos le dieran un ultimátum a Nebot, quien acató el mandato y se puso la camiseta de matón de barrio.

Con la vanidad y egolatría que lo caracteriza, sólo le falta vestirse con la bandera de Guayaquil, para completar su intento de mimetismo con la identidad de la ciudad, aplaudido a rabiar por la mayoría –no todos- de los presentes en el Salón de Honor de la Ciudad de la que se siente dueño o más bien dicho, gerente-propietario de la ciudad más grande y poblada del país.

Nebot personifica un desafío agresivo a todas las otras ciudades y restantes regiones del país: y pone en boca de Guayaquil el reto: “!Con Asamblea o sin Asamblea¡” en el país se hará lo que Guayaquil (“o sea, yo mismo”) decida.

Nebot tiene experiencia para liderar la oposición, pues ese fue su perverso rol, para combatir al gobierno de Borja, unido a los mismos de siempre, más el MPD y ciertos pseudos socialistas (los mismos que endiosaron a Lucio Gutiérrez).

Pero esta oposición actual ya no tiene su campo de batalla en el asqueroso ámbito del Congreso, donde impera el mercado de conciencias y la prostitución política, en la que ellos son expertos.

Ahora Nebot asume con su gente oligarca el compromiso de derrotar a Correa en las urnas, en la Asamblea. Si llegara a ganar “digo, es un decir”, entonces SU Constituyente será para consagrar su separatismo. ¿Y si pierde? Ah, entonces, desde ya, se proclama la “independencia” de Guayaquil.
Ese es el apátrida grito de guerra de Nebot, el nuevo jefe de la oposición.-

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