miércoles, 21 de noviembre de 2007

GENUINO FRANCOTRIRADOR

Quito, 30 de Septiembre.-

En mi ensayo “POLITICA” que tuvo a bien publicar la “Editorial Conejo”, hablo en extenso sobre ciertos veedores o analistas políticos, una especie humana hipócrita que se encarama en una terraza, armado de un fusil verbal a disparar contra todos los que se muevan y que estén al alcance de la mira de su arma agresiva.

No arriesga nada. Permanece parapetado o escondido atrás de un muro para que nadie lo vea y menos aún para que alguien pueda responderle con la misma moneda.

Después de su satánica faena y de que haya logrado cobrar unas cuantas víctimas circula orondo a la espera de que alguien retribuya su tarea depredadora.

Nunca hacen nada que ponga en riesgo su seguridad personal. Y si se trata de usufructuar el beneficio de su tarea !en buena hora¡ porque, caso contrario, lo que divierte su ego, es provocar las bajas, sea o no su enemigo o adversario ¿de qué o por qué?.

Parecido a lo que se produce en Estados Unidos cuando algún perturbado, usando balas de verdad, provoca matanzas en escuelas y otros sitios públicos.

En mi ensayo hablo de los que no usan balas de verdad sino palabras envenenadas y los denomino "francotiradores políticos" que utilizan papel de la prensa, micrófonos de radio y pantallas de televisión y atrás de tales instrumentos de comunicación agreden a mansalva.

Uno de ellos, allí lo señalo, es Alfredo Pinoargote que tiene una larga trayectoria como francotirador político, primero como columnista cotidiano de un gran diario de Guayaquil; más tarde como uno de los que editorialistas de una importante revista; y finalmente como comentarista estrella de un prestigioso canal de televisión.

Muchas veces componía frases inteligentes para desbaratar un cristiano pero nunca se atrevía a identificar con nombre y apellido su víctima sino que dejaba la sombra de la duda sobre a quién se refería.

Su acción agresiva se interrumpió cuando asumió el sacrificio de representar al Ecuador como embajador o funcionario internacional en Ginebra donde disfrutó de una prolongada vacación de obligado silencio para servir a varios gobiernos a los que nunca se ha atrevido a calificar con la vehemencia agresiva que lo caracteriza.

Odia a Borja y a la izquierda democrática porque le interrumpió su prolongada vacación y ese gobierno no lo mantuvo en el paraíso suizo.

Para ahorrar balas o dardos dispara en conjunto para lo que él llama y propaga como estigma denominado "febres-borjismo" y más fácil aún, cuando vacía la alimentadora completa en contra de lo que muchísimos francotiradores desparramados por todos los medios de comunicación social, denominan "partidocracia", para meter en un mismo saco también a los populistas, a los plutócratas, a los dictócratras.

¿Y por qué muchos de esos francotiradores nunca hicieron nada por ingresar o construir una organización política para hacer ejercicio de la democracia antes que utilizar el terrorismo verbal para destruir lo poco que existe en ese campo?
¡Ah, es que es mucho más cómodo, más fácil y más distraído actuar como francotirador verbal que colocarse en una riesgosa trinchera a combatir por algo en lo que uno crea!.-

No hay comentarios: