miércoles, 21 de noviembre de 2007

Quito, Abril 9, 2007.-

Qué dolor de Patria da a este articulista cibernético, verlos en grupo, en choclón propugnando el NO, en calidad de uno de los frustrados asambleístas del 98, víctimas de la confabulación de Oswaldo Hurtado (Presidente de ese evento), Jaime Nebot (ejecutor socialcristiano de las consignas del dueño del país, Febres Cordero), Heinz Möeller (socialcristiano, Presidente del Congreso) y Fabián Alarcón (Interino bailarín, multicamisetas y bolsillo voraz), que instauraron la aplanadora, al verlos 9 años más tarde, adobados con la presencia de Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa nuevamente complotados para entrampar a los antiguos anhelos de cambio y oponiéndose, como es notorio, a la actual propuesta de instaurar una Constituyente.

Verlos en grupo, o de uno en uno, siempre son iguales, defendiendo, con la complicidad de muchos periodisteros, sus intereses individuales y de los grupos económicos y financieros a los que se pertenecen que tienen el privilegio de vivir en la opulencia, ignorando, más que eso, despreciando, la pobreza que se manifiesta en los 3 millones de migrantes que llegaron a su destino y el número inimaginado de ahogados, asesinados y estafados por los coyoteros; en los millares de niños que no pueden entrar a la escuela y son condenados a incrementar el % de analfabetos; en los millones de abuelos y de padres que no tienen solución alguna para las enfermedades curables de niños que vegetan en el hambre y la tristeza, la desesperanza y la frustración.

Analizamos a los mentalizadores y propietarios del NO y vemos retratados a los usufructuarios del feriado bancario, a los que sucretizaron la deuda, a los inventores de la AGD para que el Estado absorba la quiebra de los bancos tramposos que estafaron a los dueños de los depósitos; a los beneficiarios de las manipulaciones de la deuda externa y eterna; a los involucrados en las grandes atracos que no alcanzarían a enumerarse en una enciclopedia.

Por todo eso es que vamos a decirle a la esperanza, a la posibilidad de luchar por una patria nueva, con una gobernabilidad honesta, con una estabilidad decente, con una institucionalidad que tenga concepto de soberanía.
El pueblo ha tomado conciencia de quienes son sus verdugos. Y que ellos digan SI mayoritariamente es un estímulo que alienta la esperanza de los que hemos compartido desde siempre la voluntad invariable de que se haga una justicia tan anhelada por quienes profesamos una ideología de la solidaridad.-

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