miércoles, 21 de noviembre de 2007

GUADALUPE

Quito 25 de Enero.-

Con toda la inteligencia y creatividad que es capaz de desarrollar el ser humano; con toda la sensibilidad y ternura que alberga en su espíritu, no ha podido construir una palabra, una frase que otorgue consuelo a los deudos de un muerto querido, mientras más cercano, más difícil, imposible: No hay quien pueda arrancar con palabras, ni con gestos solidarios, ni compartiendo el llanto, el dolor único que acompaña esa muerte.

Si se produce por un accidente, debe ser que por lo inesperado, por lo brutal, por lo desconcertante, por lo desgarrador, ese dolor se incrementa sin límites concebibles, supera la resistencia natural y el deudo se derrumba, como que se desparrama de su piel.

Cuando nuestra familia, entre otras, sufrimos una experiencia así, en el accidente del avión de Cubana, perdimos una parte de la vida.

Aprendimos lo que es el verdadero dolor.

Esa sensación hoy se regó por todo el suelo ecuatoriano, invadió a sus habitantes y trascendió más allá de las fronteras: En un desconcertante y absurdo accidente de helicópteros, Guadalupe, su adolescente hija Claudia y 5 oficiales, encontraron el silencio de la muerte.

No sólo sus familiares, sus amigos cercanos, el Presidente Correa y su gabinete, sienten un tremendo dolor: Es todo un pueblo el afligido y desconsolado.

A la tragedia se une el sentimiento de admiración a Guadalupe, por su juventud, por la expectativa de su gestión al frente del Ministerio de Defensa donde su lealtad ideológica y su trayectoria política, garantizaban su protagonismo en la lucha por el cambio que se está viviendo: No debe haber ecuatoriano que haya dejado de sentirse involucrado en el dolor, en el desconcierto.

Guadalupe, en tu memoria continúa tu vida de luchadora: Que esa memoria guíe y demande que se cumplan tus interrumpidos sueños.-

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