miércoles, 21 de noviembre de 2007

EL HOMBRE DE NOMBRE BUSH

Quito, Febrero 5, 2007.-

Por fin se ha levantado una campaña para advertir lo que significa el efecto invernadero que, según todos, es provocado por el hombre.

Claro que no especifican qué hombre es el que emana esos seis tipos de gases clasificados por las Naciones Unidas, que nos han conducido al preludio de lo que será el desastre de la tierra en un suicidio colectivo.

El hombre, dicen, y todos pensamos que en ese nombre genérico de culpables se incluyen los 6 mil millones de habitantes sobre la tierra.

Pero no es así: en tal conglomerado entran negros, cholos, indios, mestizos, pobladores aborígenes, y la inmensa multitud de miles de millones de harapientos, que no tienen acceso ni vinculación a otro gas que no sea el que emanan de sus propios cuerpos desnutridos y mal alimentados.

Los 6 gases identificados en el Protocolo de Kyoto, llamado así porque fue en la ciudad japonesa que desde 1990 se hizo un clamoroso perdido para que la humanidad entera deje de emana de esos 6 gases que son los que están destruyendo la capa de ozono y nos llevan al calentamiento de la tierra como si estuviéramos en un invernadero.

Esos 6 gases son emanados por las grandes industrias y por el consumo brutal de los motores que mueven el llamado confort del primer mundo.

Son los insaciables poderosos industriales del primer mundo lo que se han negado a acatar la demanda por detener el suicidio, formulado en ese Protocolo, bautizado en la ciudad de Kyoto y confirmado en la Cumbre de Río de Janeiro.

Y es el hombre industrial del país más poderoso de la tierra, EE.UU., el que se niega a ratificar la adhesión al Protocolo de Kyoto. sosteniendo que implica un perjuicio a las utilidades que ganan los industriales de su país.

Y es el hombre de nombre Bush el que representa a los industriales de su poderosa nación.
Como el suicidio comienza por cualquier parte del cuerpo, ya EE. UU. está sintiendo el dolor de los cambios climatológicos que van cobrando vidas con los destrozos naturales. Lástima que también en el poderoso imperio sean los más pobres los que pagan con su vida los caprichos del poderoso inhumano genocida de Irak, ese hombre de nombre Bush.-

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