miércoles, 21 de noviembre de 2007

UNIDAD DIFICIL, NO IMPOSIBLE

Quito, 24 de Febrero.-

La constante tragedia en los pueblos que luchan por cambiar la realidad, es la falta de unidad.

Las fracciones en que se dividen muchos sectores de luchadores a favor de los cambios, falsamente se cobijan a veces en los antagonismos de membretes, en supuestas diferencias ideológicas, en divergentes prácticas políticas.

Pero no es verdad.

La mayor parte de las divisiones se producen por las inocultables ambiciones personalistas.

La historia está plagada de ejemplos: Ahora que se cumplen 40 años de la muerte heroica del Comandante Ché, no se puede ni se debe olvidar que hubo un dirigente boliviano, Mario Monge, que tuvo la audaz ambición de pretender arrebatarle el liderazgo de la guerrilla y rompió la unidad de quienes constituían el apoyo popular y campesino, con la consecuencia conocida.

Con rarísimas excepciones en el continente, la unidad de los combatientes ubicados en la izquierda es un tabú, una pesadilla, ni siquiera un sueño.

La lucha del pueblo ecuatoriano hoy demanda con urgencia la unidad para poder avanzar, porque la derecha y el populismo, bajo el patrocinio y conducción de la oligarquía, ya está fuertemente unida.

Unida y tendiendo trampas al gobierno de Rafael Correa.

El desafío de tener una sólida mayoría en la Asamblea Constituyente debe estar por encima de cualquier coyuntura o piedra que aparezca en el camino.

La unidad es difícil si no se deponen las ambiciones.

Hace falta demostrar la convicción para llegar a los anhelados cambios y derrotar cualquier síntoma divisionista.

Rafael Correa debe asumir sin miramientos y con toda la fuerza moral que le otorga el liderazgo alcanzado con el apoyo popular a su propuesta de cambio, para conseguir que la unidad sea la verdadera herramienta o arma para tratar de llegar a la meta.

Es una tarea difícil, no imposible.
Jesús propuso el “amaos” y Lenin propuso el “uníos”: Ambos tenían razón.-

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