Quito, Marzo 25, 2007.-
Fue el genocida Bush el que acusó a Venezuela, presidida por Chávez, como uno de los cucos del eje del “mal”.
“Mal”, para hacer sufrir al neoliberalismo que ve amenazados los privilegios del control de todos los poderes y los argumentos para asustar a los incautos.
Cuando el “mal” se irradia por América y llega al Ecuador con Correa, las herramientas del neoliberalismo entran a operar para ver si se puede frustrar esa tarea de implantar la soberanía y decir basta al abuso del poder.
Todo lo que piense, diga o haga Correa, hay que teñirlo con el cuco venezolano para ver si esa herramienta funciona y comienzan los asustados o pusilánimes a temblar por lo que pueda suceder en el futuro.
Hasta ahora lo que pasa no sirve para asustar con el cuco venezolano pues si duplica el bono del desarrollo y el bono de la vivienda; la urea se vende a precio justo, se abren los créditos agropecuarios y si eliminan el pago de la cuota “voluntaria” de la educación y eliminan el cobro de la consulta hospitalaria, que no escampe.
Más aún si por autoridad de moral combativa, Correa consigue que la consulta para la Asamblea vaya, por encima de la arbitraria expulsión de dos diputadas; de la fallida sustitución del Presidente del Tribunal Supremo Electoral y gracias a la impredecible y alentadora eliminación de 57 diputados que representan el poder de los dueños de todo.
La guerra por los grandes medios de comunicación nacionales y extranjeros, promovida por los asustados de perder esos privilegios, cuando se empieza a cuestionar las evasiones de impuestos, los negociados en las telefónicas, las grandes utilidades bancarias, es guerra algo que va a suceder más temprano que tarde.
La oligarquía sabe atacar, sabe acusar, sabe manipular para convertir lo blanco en rojo, lo rojo en negro, el día en noche y lo claro en oscuro. Así usan el cuco venezolano.-
Fue el genocida Bush el que acusó a Venezuela, presidida por Chávez, como uno de los cucos del eje del “mal”.
“Mal”, para hacer sufrir al neoliberalismo que ve amenazados los privilegios del control de todos los poderes y los argumentos para asustar a los incautos.
Cuando el “mal” se irradia por América y llega al Ecuador con Correa, las herramientas del neoliberalismo entran a operar para ver si se puede frustrar esa tarea de implantar la soberanía y decir basta al abuso del poder.
Todo lo que piense, diga o haga Correa, hay que teñirlo con el cuco venezolano para ver si esa herramienta funciona y comienzan los asustados o pusilánimes a temblar por lo que pueda suceder en el futuro.
Hasta ahora lo que pasa no sirve para asustar con el cuco venezolano pues si duplica el bono del desarrollo y el bono de la vivienda; la urea se vende a precio justo, se abren los créditos agropecuarios y si eliminan el pago de la cuota “voluntaria” de la educación y eliminan el cobro de la consulta hospitalaria, que no escampe.
Más aún si por autoridad de moral combativa, Correa consigue que la consulta para la Asamblea vaya, por encima de la arbitraria expulsión de dos diputadas; de la fallida sustitución del Presidente del Tribunal Supremo Electoral y gracias a la impredecible y alentadora eliminación de 57 diputados que representan el poder de los dueños de todo.
La guerra por los grandes medios de comunicación nacionales y extranjeros, promovida por los asustados de perder esos privilegios, cuando se empieza a cuestionar las evasiones de impuestos, los negociados en las telefónicas, las grandes utilidades bancarias, es guerra algo que va a suceder más temprano que tarde.
La oligarquía sabe atacar, sabe acusar, sabe manipular para convertir lo blanco en rojo, lo rojo en negro, el día en noche y lo claro en oscuro. Así usan el cuco venezolano.-
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