Quito, enero 20, 2007.-
La designación del Fiscal General hecha por el Congreso en forma inconstitucional, ilegal, arbitraria y prepotente, al más puro estilo del “yo no me ahuevo, carajo”, de la “regalada gana”, y de “morir en el intento”, sobrepasa el desafío o la provocación, para convertirse en una real declaración de guerra.
La beligerante derecha no tiene argumentos válidos para precipitar esta absurda batalla, puesto que el reciente pasado está preñado de acciones que buscaron y consiguieron desbaratar la institucionalidad.
Es un desatino falaz hablar de “los 20 días” para que el Consejo de la Judicatura envíe la terna, cuando han pasado dos años y de por medio hubo una pichi corte, una nueva Corte, un dictócrata defenestrado, un gobierno interino y un proceso electoral que culmina con el triunfo de Correa por la voluntad mayoritaria del soberano que entra a un proceso de institucionalización democrática.
Hay una constitución mutilada y atrofiada por las sucesivas violaciones de que ha sido víctima. Y hay la manifiesta y evidente decisión mayoritaria del pueblo soberano que se ha pronunciado por la convocatoria a una Asamblea Constituyente que cambie la realidad y la práctica politiquera que se entronizó en el país.
Una de esas prácticas es el MADRUGON que pretende fundamentarse en la política de los hechos consumados, así se trate de una ilegalidad y, lo que es más grave, de una inmoralidad.
Así hubiesen designado a la Madre Teresa, es inadmisible, intolerable que esa mayoría mafiosa pretenda tener así un Fiscal, con esos procedimientos arbitrarios.
Con esta iniciativa de la aplanadora-trituradora-empacadora la guerra está declarada y la ciudadanía tiene el derecho ético de usar cualquier arma para defender el cambio anhelado y que recién comienza.-
La designación del Fiscal General hecha por el Congreso en forma inconstitucional, ilegal, arbitraria y prepotente, al más puro estilo del “yo no me ahuevo, carajo”, de la “regalada gana”, y de “morir en el intento”, sobrepasa el desafío o la provocación, para convertirse en una real declaración de guerra.
La beligerante derecha no tiene argumentos válidos para precipitar esta absurda batalla, puesto que el reciente pasado está preñado de acciones que buscaron y consiguieron desbaratar la institucionalidad.
Es un desatino falaz hablar de “los 20 días” para que el Consejo de la Judicatura envíe la terna, cuando han pasado dos años y de por medio hubo una pichi corte, una nueva Corte, un dictócrata defenestrado, un gobierno interino y un proceso electoral que culmina con el triunfo de Correa por la voluntad mayoritaria del soberano que entra a un proceso de institucionalización democrática.
Hay una constitución mutilada y atrofiada por las sucesivas violaciones de que ha sido víctima. Y hay la manifiesta y evidente decisión mayoritaria del pueblo soberano que se ha pronunciado por la convocatoria a una Asamblea Constituyente que cambie la realidad y la práctica politiquera que se entronizó en el país.
Una de esas prácticas es el MADRUGON que pretende fundamentarse en la política de los hechos consumados, así se trate de una ilegalidad y, lo que es más grave, de una inmoralidad.
Así hubiesen designado a la Madre Teresa, es inadmisible, intolerable que esa mayoría mafiosa pretenda tener así un Fiscal, con esos procedimientos arbitrarios.
Con esta iniciativa de la aplanadora-trituradora-empacadora la guerra está declarada y la ciudadanía tiene el derecho ético de usar cualquier arma para defender el cambio anhelado y que recién comienza.-
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